martes, 7 de septiembre de 2010

Miel


Las dos dulces gotas de miel de mi rostro aprecian los sutiles colores que yo les muestro, ven viles almas dañando, y un montón de abejas jugando.

Las dos dulces gotas de miel de mi rostro vigilan lo invigilable, detectan lo indectectable, se atormentan con lo insoñable que ahora se presenta ante ellas.

Las dos dulces gotas de miel de mi rostro ven en las sonrisas nuevas la esperanza comúnmente robada, brillan con la emoción ajena, y ante ellas llueve el dolor de los que ama.

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